miércoles, 23 de febrero de 2011

La calidad de los caldos ANETO. Cortado y pegado del Blog Vida Sana y relacionado con el post anterior.


Aneto es una empresa que produce caldos naturales que pueden encontrarse en multitud de supermercados. Hace poco, una serie de hechos me llevaron a su fábrica, donde vi cómo hacen sus caldos. Se merecen un artículo todo alabanzas, así que aquí está.
Voy a contaros en qué consiste su proyecto, cómo elaboran sus productos y por qué me parece que merecen toda la publicidad gratis que un humilde blogger les pueda brindar. Pro ante todo, quiero dejar claro que, como siempre, este artículo no está patrocinado. No he recibido ningún pago en dinero ni en otras formas para decir lo que voy a decir, que es lo mismo que he contado, alucinada, a mis amigos y familiares.Os explico cómo sucedió. Hace unas semanas, Gallina Blanca contactó conmigo. Me propusieron hablar de sus caldos naturales a lo que yo les respondí amablemente que de naturales tenían poco y que hablaría de ellos el día que sacasen un caldo ecológico. Azares del destino, hace poco han anunciado un caldo de pollo ecológico, así que me enviaron un escaneo de la etiqueta del producto. Me parece fantástico que las marcas habituales se suban al carro de lo ecológico, porque esta tendencia necesita de todos los estímulos que pueda reunir para popularizarse y una marca como Gallina Blanca puede hacer mucho por ello. Pero el caldo que han sacado me dejó sorprendida. Yo pensaba que me encontraría con un caldo tipo los de Aneto pero los ingredientes que había en la etiqueta poco tenían que ver: las cantidades de pollo eran mucho menores (0′6% frente a 32%) y además había aditivos como la maltodextrina de maíz. Me quedé extrañada. Así que les envié a los de Aneto el siguiente mail:
En relación a un artículo que se publicará en el blog www.vida-sana.es en el cual haré una comparación entre los caldos ecológicos de Aneto y de Gallina Blanca. Les escribo para pedirles asesoramiento sobre una duda que tengo.
Comparando los ingredientes de ambos productos, llama la atención que el caldo de Gallina Blanca incluye extracto de levadura, almidón de mandioca, maltodextriba de maiz y aromas naturales. Todos ellos son ingredientes que no están presentes en un caldo natural hecho en casa. Ni en los productos Aneto.
Los caldos Aneto son la prueba de que se puede hacer un caldo bueno y de largo almacenaje sin ninguno de esos ingredientes que no se sabe bien qué son. Así que me pregunto ¿por qué Gallina blanca los emplea? Si no es necesaria la maltodextrina de maíz ¿por qué la meten?
Ustedes que tienen tan larga experiencia en la elaboración de caldos naturales deben de saber muy bien qué ventajas ofrecen esos ingredientes “extraños” que Aneto evita utilizar y Gallina Blanca no.
Me gustaría saber por qué ustedes no utilizan esos ingredientes y por qué creen que Gallina Blanca los ha mantenido en su línea ecológica.
Si hay algo que deseen añadir al respecto, no duden en comentarlo.
Muchas gracias por su atención.
En vez de responderme, me invitaron a visitar su fábrica. Y así es como acabé allí.
Cómo se hace el caldo Aneto
Aneto siempre ha reivindicado que sus caldos son 100% naturales y caseros, pero claro, es lo mismo que dicen todas las marcas. De todos modos, si uno lee la etiqueta de un caldo Aneto se da cuenta de que es un producto distinto, y otro indicio de ello lo da el detalle de que las pocas veces que han hecho publicidad por la televisión no han enseñado un campesino con expresión extasiada recogiendo hortalizas de huerto, ni una olla cociéndose a fuego lento en la cocina de una casa bajo la supervisión de una abuelita encantadora. No, lo que ellos enseñan es una especie de olla express gigante y una cesta llena de alimentos esperando a ser sumergida dentro. Ambas cosas ya dan una idea de que es un producto bueno como pocos, pero ir a la fábrica y ver hasta qué punto es veraz esa imagen sorprende igualmente incluso a alguien que ya se había decidido por ellos (hace años que consumo su producto).
Tendemos a pensar que siempre hay alguna trampilla en la publicidad. Pero en este caso no los pude enganchar en ninguna flaqueza. Esa olla gigante existe, de hecho hay tres. Las cestas llenas de verduras existen también, aunque me advirtieron que la bonita disposición de los ingredientes dentro de la cesta no era habitual, que los habían puesto así para que yo viese claramente qué metían allí dentro y en qué proporciones.
Cuando fui a su fábrica, estaban haciendo caldo de Navidad, una receta especial que sólo hacen para estas fechas. Los ingredientes eran realmente los que veríais en cualquier cocina sólo que mucho más frescos porque los reciben de los proveedores sin pasar por los supermercados: vi las verduras, garbanzos, huesos de jamón y carnes asadas. Las carnes las asan antes en un horno similar al de las panaderías; los garbanzos se dejan en remojo para que se ablanden; se hace un sofrito en una sartén gigante que tiene una pieza que lo remueve constantemente. Durante la visita me comentaron que con esa sartén conseguían pochar, pero que no lograba caramelizar bien la cebolla y que estaban buscando alternativas, ¡imaginaos!
Después de cocerse durante horas a fuego lento, se retiran las cestas. Una parte de esos ingredientes se desecha después de la cocción (se utilizan como biocombustibles en otras industrias) y otra parte del contenido de la cesta (como los garbanzos y la carne asada entre otros) se reincorpora utilizando una especie de pasapurés que lo tritura finamente, lo tamiza y lo mezcla con el caldo para aportar el “cocido” o “carn d’olla” al caldo, dándole más consistencia y sabor. Mi madre no le dedica tantas atenciones al caldo de navidad como Aneto, os lo puedo asegurar. Probé el caldo cuando estaba en saliendo de la olla y ya sabía riquísimo, aunque me advirtieron que todavía faltaban un par de pasos decisivos para que estuviese a punto. Luego se enfría y se deja reposar, para desgrasarlo (se desgrasa mecánicamente, retirando la grasa cuando se enfría y sale a flote, como se hace en casa). Finalmente se hace pasar el caldo a presión por un paso estrecho para conseguir que las fases sólidas y las líquidas se mezclen bien y quede un caldo uniforme.
Natural porque no lleva aditivos, de ningún tipo.
Que sepáis que muchas veces os engañan: cuando un producto anuncia que no tiene colorantes, uno puede pensar (de hecho cuentan con ello) que no tiene aditivos. Pero los colorantes son sólo un tipo de aditivo. Que no lleve conservantes no quiere decir que no lleve potenciadores de sabor, o espesantes o mil cosas más. En el caso de Aneto, no contienen aditivos. De ningún tipo. Ni conservantes, ni colorantes, ni espesantes, ni acidulantes, nada de nada. Aneto dice que sus caldos son naturales porque están hechos con ingredientes frescos, porque no utilizan aditivos y porque el proceso de fabricación es muy similar al tradicional. Y es verdad.
Si estáis pensando ¿Cómo puede ser que la fecha de caducidad sea tan larga, si no llevan conservantes? Pero lo cierto es que no tiene ningún secreto. El caldo se somete al método UHT, que consiste básicamente en someter el caldo a cambios de temperatura bruscos y extremos para eliminar los microorganismos y envasarlo sin romper esa situación de esterilidad. Es el mismo proceso que se utiliza para la leche, que también tiene una larga caducidad sin necesidad de conservantes.
La obsesión de Aneto por no utilizar aditivos es tal que sus caldos pueden llegar a ser incluso más naturales que los hechos en casa. Por ejemplo, usan una sal que, al contrario que la de la mayoría de cocinas particulares, no lleva antiaglomerantes. Con las carnes, verduras o pescados, exigen a sus proveedores, que no utilicen ningún tipo de aditivo.
Una empresa de fanáticos del caldo
Utilizar la palabra “ecológico” obliga a cumplir una serie de criterios. Pero esto no pasa con la palabra “natural”, no hay ningún compromiso. Por eso cuando yo oigo que algo “es natural”, me pongo en guardia. Normalmente, sólo quiere decir que la estrategia de marketing pretende llamar la atención del público preocupado por la salud, sin ofrecer realmente un producto saludable, ya que usar esa palabra no compromete a nada, no como pasa con la palabra ecológica. Pero en el caso de esta empresa, decir “natural” no es un modo de ocultar que no es ecológico o saludable. Ellos tienen una línea ecológica certificada, pero la verdad es que lo que les llena de orgullo es el producto en sí, no el sello. Y cuando digo que les llena de orgullo, no os podéis imaginar hasta qué punto.
Son unos “frikis” del caldo, con ganas de llevar a cabo cualquier idea que se les ocurra, dispuestos a defender su producto, a dedicarle un cariño que uno asocia con las profesiones artísticas o artesanales, no en las industriales. La mayoría de gente conoce el caldo de pollo, el de verduras, el de jamón y el de pescado. Pero lo cierto es que también tienen uno para hacer fideuà, otro para hacer arroz negro, tres tipos de paella, caldo de cebolla, caldo de zanahoria, caldo de verduras y pollo, el caldo de navidad y un caldo que sólo verá una edición limitada de gamba roja. Tienen casi 20 variedades. A raíz de este tema me dio varios buenos ejemplos de cómo conciben y valoran ellos su proyecto empresarial. Quiero contaros un par de esas anécdotas que a mí me parecen muy representativas:
Por ejemplo, estaba mirando yo los ingredientes del caldo de paella de pescado y los del caldo para fideuà y me pareció encontrar una irregularidad. Les dije: “No veo diferencia entre los dos caldos, tienen los mismos ingredientes” ¿Y sabéis que me dijeron? “El de fideuá tiene calamar en lugar de berberecho y hemos incluido un poco más de ajo y aceite, para darle un toque como de allioli, además tiene parte de la tinta del calamar que lleva, para que tenga un tono más tostado” Tal vez a vosotros no os parezca significativo, pero el hecho de que pudiese responder a esta pregunta lo es. No sabéis la de comerciales que no conocen bien el producto que promocionan.
Otro ejemplo es el modo en que experimentan con recetas nuevas. Me dijeron “En realidad, una vez aceptas que tu producto no va a ser tan lucrativo ni tan barato como el de otras marcas, hacerlo a la manera casera es mucho más sencillo. No tenemos esforzarnos pensando en cómo lograr una fórmula que sepa como una sopa. Sólo tenemos que buscar recetas en los libros de cocina y recetarios tradicionales y adaptarlas a los tamaños que manejamos. Tenemos muchos libros de cocina, y compramos cualquier cosa que encontramos en el mercado, relacionada con sopas, guisos, salsas… y recetas en general”
Prueba de esta experimentación son los caldos para paella. Algunos clientes les sugirieron que hiciesen un gazpacho y es es que es verdad que en verano las sopas apetecen menos. Pero, tal como me dijeron “Nosotros sabemos hacer caldos, y además ya hay gazpachos buenos en el mercado” Así se les ocurrió la idea hacer caldo para paella (elaborando unos sofritos especiales que añaden a sus caldos). Sacaron una de pescado y otra de carne y enviaron un camión con una cocina móvil a hacer paellas en directo por la costa valenciana (tierra de paella donde las haya), donde durante 5 meses hicieron más de 6.000 paellas para que la gente la probase. Se encontraron con que en todos lados les decían lo mismo: que el arroz estaba muy bueno, pero que no era una paella valenciana. Cuando se dieron cuenta de qué tan distinta es la receta valenciana de las que se usan en Catalunya, ni cortos ni perezosos, sacaron otro caldo para paella cuyo sofrito incorpora pato, conejo, caracoles, “ferraura” y “garrogfones” los ingredientes tradicionales de la Paella Valenciana.
La historia de la crema de gamba roja que han sacado hace poco también es increíble. La empresa tuvo muchas dificultades para empezar y resulta que el Corte Inglés les ayudó en sus inicios, permitió a Aneto a entrar en el mercado confiando en el éxito del producto cuando todavía no se vendía en ningún sitio. La cuestión es que los de Aneto tenían ganas de probar una receta nueva y pensaron que sería un modo de agradecer les su apoyo si les daban la exclusiva de esta receta única ese producto experimental. Con la idea de hacer algo especial y muy refinado, decicieron elaborar una crema de gamba roja de Palamós. Una vez tuvieron la idea clara de cómo hacerlo, compraron 800 kg de gamba roja, directamente a proveedores de los puertos, que recibieron en fábrica 6 horas después de ser pescadas y se reunieron los 79 trabajadores de la empresa (los 76 que trabajan en Barcelona, donde está la fábrica, y los tres comerciales que trabajan en otras provincias) para dedicarse a pelar entre todos las gambas en un tiempo récord de cuatro horas: “separamos las cabezas y la piel para flambearlas con coñac, prensarlas para obtener el jugo con el que elaboraron un sofrito a base de cebolla dulce y tomate. Todo esto se mezcló con caldo de rape, y por último incorporamos la carne de las colas de gamba, cociéndolo todo durante unos minutos y batiéndolo hasta conseguir finalmente la crema“. La edición limitada, numerada y a todo lujo de crema de gamba roja que resultó, sólo está a la venta en los club gourmet de El Corte Inglés, a razón de 120€ cada brick. Y en principio no tienen idea de volver a hacerla. Así que si alguien tiene ocasión de probarla, que nos cuente qué tal está.
Me decían que en realidad podría ser mucho más productiva si sólo hiciesen un tipo de caldo, porque entre receta y receta han de esterilizar todo como si fuesen instrumentos de hospital para no tener problemas de contaminación (un alérgico al pescado no puede encontrar trazas de éste en el caldo de pollo porque se haya hecho en las mismas ollas) Además, cada vez que prueban alguna receta nueva (muchas de las cuales no llegan a ver la luz en el mercado) ocupan por lo menos un tercio de los recursos de la fábrica (tienen tres ollas) Pero prefieren producir menos y poder experimentar con las recetas que se les ocurran.
Otra anécdota curiosa se refiere al diseño gráfico de sus productos. Cuando vi el diseño del brick de la crema de gambas (muy elegante y refinado) no pude resistirme a decirles “Así que sabéis hacer diseños bonitos. ¿Por qué la Comic Sans en el resto?” (Comic Sans es el nombre de la letra utilizada en la mayor parte del texto de los bricks Aneto, una letra aborrecida por los diseñadores gráficos profesionales) Me contaron que cuado sacaron el producto estaban ya de moda los diseños molones en los bricks, pero que ellos tampoco podían pagar un envase a todo color con un diseño caro. “El brick es claro y sencillo. Tal vez podríamos haber echo algo más bonito con los recursos que teníamos, tal vez ahora podríamos invertir en un cambio de imagen, pero también nos parece bien que el envase deje claro que lo que sabemos hacer son caldos, no diseños.” Lo cierto es que en este punto los diseñadores gráficos suelen están de acuerdo con Aneto y, si han de admitir un ejemplo de buen uso de esta letra, son sus bricks los que más a menudo se citan.
Siguiendo con el tama de la publicidad, me dejaron claro que ellos confían en dos cosas: en enseñar cómo se hace el caldo y en que la gente lo pruebe. De hecho, en vez de invertir en anuncios publicitarios, su presupuesto de marketing se destina casi íntegramente a regalar caldo. “Nosotros regalamos caldo a cualquier iniciativa que nos lo pida, mientras no vayan a venderlo y mientras lo vengan a buscar ellos” Es el caso, por ejemplo, de la maratón contra el cáncer de mama que hubo hace poco en barcelona, en la que se regalaron bricks a los participantes. Hay que tener un confianza inquebrantable en tu producto para partir de la base de que lo único que necesitas para venderlo es que la gente lo pruebe.
Conclusión
Me parece importante transmitir que hay casos como los de Aneto, ya que a veces puede parecer que el sistema industrial en el que nos hemos sumergido hace simplemente imposible la comercialización de productos realmente naturales (al margen de si son ecológicos o no). Aneto demuestra que los sucedáneos de comida a los que la industria nos tiene acostumbrados no son algo inevitable, sino una simple cuestión de elección: si la mayoría de empresas hacen caldos rehidratando cubitos de concentrados en vez de cocer los ingredientes en una olla, lo hacen para poder sacar al mercado un producto más barato para el consumidor y más lucrativo para ellos.
Pero el consumidor debería poder elegir una opción más cara pero más saludable. Debería existir esa opción en todos los productos, no sólo en unos pocos. Si el consumidor sabe que existe la posibilidad de fabricar comida casera, si exige transparencia en la publicidad para poder elegir ese tipo de productos y si realmente hay una demanda de productos que no sólo se anuncien como naturales sino que lo sean de verdad, si en resumen el consumidor ejerce la presión que puede ejercer, más empresas se sumarán a esta filosofía de producción.

¿Quieres caldo?. Pues toma dos tazas… (o como David venció a Goliat gracias a un blog)




La legislación referida a publicidad y empaquetaje suele ser muy estricta. Hace unos años ya se logró que el prefijo “Bio” quedara restringido a alimentos de origen ecológico. De hecho mucho antes “eco”, “ecológico” u “orgánico” siguieron el mismo camino, sin embargo no pasa igual con los términos “natural”, “receta casera”, etc. que la industria alimentaria utiliza con asiduidad.
Es el caso, por ejemplo, de
Gallina Blanca. El gigante de la alimentación, presente en 70 países y que cuenta con un impresionante presupuesto para publicidad, comenzó hace tiempo una campaña entorno a sus caldos “naturales” con pollo “ecológico”. Los anuncios de la marca mostraban los parabienes de un producto, en apariencia, mucho más “sano” que los de competencia e incluso otros de la misma compañía.
No obstante esa publicidad, suficiente para convencer a un consumidor usual, no basta para persuadir a personas auténticamente interesadas, como es el caso de Rocío Acosta, experta en nutrición y responsable del conocido blog
www.vida-sana.es
La bloguera decidió realizar una comparación entre el caldo de Gallina Blanca y los de la marca Aneto, también expertos en la comercialización de ese tipo de productos. Las diferencias de producto y trato fueron demoledoras.
Rocío descubrió (no gracias a los propietarios de la fábrica) que el producto de Gallina Blanca efectivamente contiene pollo “ecológico”, pero en un ínfimo porcentaje del 0,6%, frente al 32% que utilizan en Aneto. Pero además la contestación de Aneto al email de
VidaSana no fue responderle con datos: directamente… ¡le invitaron a la fábrica!.
En las instalaciones de Aneto la autora del blog pudo comprobar cómo realizan sus caldos y el artículo posterior que escribió es el mejor anuncio que Aneto podía esperar. Además de agradecimiento, Rocío explica la pasión de los responsables de la marca por el caldo y sus distintas variedades, describe los procesos e ingredientes como auténticamente naturales, las instalaciones perfectas, etc.
El resultado del
post es mucho mejor que una campaña de anuncios de televisión: el buen trato de Aneto no sólo consiguió descartar totalmente a los de Gallina Blanca, si no –como puede leerse en los comentarios- el post de Rocío ha logrado que se opte por Aneto… ¡incluso por encima que el caldo elaborado en casa!. Por cierto no busques información sobre ese caldo de Gallina Blanca, ¡simplemente ha desaparecido de su web y su gama de productos!.




Fuente: Blog Simbolo Ingenio creativo

lunes, 14 de febrero de 2011

La TV americana se inventa un nuevo formato publicitario: el “promercial”


La introducción de marcas comerciales en los argumentos de las series es una estrategia habitual, llamada "branded content", cuya novedad ahora reside en que también es anunciada como un acontecimiento entre los espectadores del canal de televisión. Estos espacios a medias entre la promoción y el spot (en inglés, “commercial”) han sido bautizados como “promercials” y la cadena ABC ha sido la primera en usarlos, como destaca el blog Media Decoder de The New York Times.
Durante la emisión el pasado mes de enero de un capítulo de la serie “Cougar Town”, en la que la actriz Courteney Cox da vida a una mujer recientemente divorciada que comienza a salir con hombres más jóvenes que ella, la marca de refrescos Dr. Pepper hizo su aparición en el argumento para promocionar su versión “light”. En concreto, Diet Dr. Pepper era mencionada en el diálogo entre dos personajes. Además, uno de ellos vestía ropa con el logo de la marca y abría una lata de la bebida.
Los “promercials” fueron emitidos durante una semana antes del comienzo del episodio y pedían a los espectadores que no se perdieran el capítulo del 5 de enero en el que Dr. Pepper aparecería integrado en el argumento. Después de cada uno de ellos se emitía un spot tradicional de la marca, creado por su agencia habitual, Deutsch L.A.
Los “promercials” fueron creados por el departamento de marketing de la ABC en colaboración con directivos de Dr Pepper Snapple Group, empresa propietaria de la marca. El proyecto fue coordinado por la agencia digital y de branded-entertainment del anunciante, Initiative.
Dr Pepper patrocina también una miniserie online que protagoniza un personaje de la serie “Cougar Town”, Andy, y que está colgada en la web de la cadena,
www.abc.com